Alguna vez te
has preguntado ¿por qué tus perlas no
lucen ese saludable y maravilloso aspecto que tenían el día que las compraste? El brillo que reflejaba por naturaleza se
perdido y ha dado paso a una pieza más opaca y en el peor de los casos incluso ha
perdido partes de la capa superior o como comúnmente llamamos, se ha
descascarado.
Si esto ha
pasado con tus perlas, es que probablemente no le estés dando el cuidado que
necesitan para poder prolongar su vida. Según la escala de dureza de Mohz, este
elemento es codificado con el número dos (02) por tanto es mucho más vulnerable
y delicadas que cualquier otro material.
Para evitar este
tipo de inconvenientes y conservar nuestra pieza mucho más años en las mejores
condiciones sólo debemos seguir estos sencillos pasos:
- Procura colocar en un recipiente agua de mesa y/o destilada y ubícalo junto a las perlas para evitar que se deshidraten ya que al ser materia orgánica se resecan y pierden su brillo. Esto puede generar ese tono mate e incluso se pueden surgir fisuras o grietas en ellas.
- Evita sumergirlas ya que el hilo que las sostiene puede malograrse y finalmente la pieza puede romperse.
- Evita el contacto directo con jabones, perfumes, alcoholes, maquillaje, lacas y demás cosméticos. Debes aplicarte todos estos productos antes de colocarte las perlas.
- Para conservar tus joyas, guardarlas en un lugar que tenga temperatura constante y evita que entre en contacto con otras joyas para impedir fricciones que puedan causar ralladuras en el nácar de la perla.
- Envuélvelas en una gamuza de algodón, terciopelo o gasa.
- Límpialas después de su uso con un paño muy suave humedecido ligeramente en agua para eliminar los residuos naturales que tiene nuestro cuerpo o los restos de cosméticos que puedan haber quedado en ellas.